Cuando pensaba que en el género terror ya
estaba todo inventado, el cine australiano trae esta genial película, que pese
a no inventar la rueda, trabaja de manera brillante los climas (como en su
momento la norteameircana Insidious) con un argumento que atrapa desde el
comienzo y que pocas cosas tiene para objetar.
Amelia es una madre de mediana edad que sufre
un accidente de tráfico en el que como resultado del mismo muere su esposo; ese
rápido y violento suceso marca de manera permanente su cordura el cual se ve
reflejado gradualmente en la crianza de su hijo Samuel. A los seis años de edad este niño presenta
dificultades para relacionarse con los demás pese a que la madre se esfuerza
por superar la perdida y criar de la mejor manera posible a su único hijo. El fracaso absoluto ante una maternidad que le supera y la frustración que esto produce sumado a su inmediata inestabilidad laboral generan una situación ambigua entre la realidad y las pesadillas que se mezclan día tras día. A pesar de ello todas las noches ella lo arropa y le cuenta un
cuento hasta que un día le lee uno llamado Babadook y la historia comienza a
ponerse más y más tenebrosa.
El desarrollo de la película esta construido
de manera magistral, no hay tiempos muertos, todos los diálogos y planos tienen
un porque , ayudan a construir el perfil psicológico de ambos personajes y por
consiguiente a crear la atmosfera indicada para cuando la película cambia de
tono. Las actuaciones de ambos es lisa y llanamente genial. Es una película altamente recomendada si te gusta el género y
posiblemente sea de lo mejorcito para ver en las noches con las luces apagadas.
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